miércoles, 1 de abril de 2009

Por lo que nunca te dije...

El almuerzo transcurría con normalidad hasta que, de repente, su primo hizo un absurdo comentario sin venir a cuento de nada y sintió como se le tambaleaba algo por dentro. Qué tonterías tenía que soltar ahora? Versionaba una historia de su pasado y encima parecía que le estaba dando la vuelta. Le hablaba de su primer amor como si ella lo hubiese despreciado y a él le hubiese gustado continuar la historia o algo así. Esto era el colmo! Con lo mal que lo estuvo pasando ella durante tanto tiempo a causa de esa historia.
El almuerzo concluyó, la tarde se vaporizó y la rutina continuaba en sus vidas de una u otra manera. No obstante, una duda la corroía por dentro. Y si la historia no era la que ella había imaginado durante tantos años? Y si la falta de comunicación había mermado una maravillosa relación? Y si todo había sido un error? Qué tontería pensar en ello después de más de veinte años. Era absurdo... pero no lo podía evitar. Las cosas habrían sido tan diferentes...

Veinte años atrás ella creía que en el amor no hacía falta hablar de los sentimientos, pensaba que podían percibirse debido a su intensidad. Digamos que tenía un concepto bastante sobrevalorado de las percepciones humanas. A esto se le unía también el hecho de que ella era una chica bastante tímida e inexperta. Nunca fue capaz de decirle lo que sentía, lo que pensaba , lo que anhelaba a su lado. Aquel dieciseisavo cumpleaños, cuando recibió aquella carta de su primo contándole como su chico se había ido con otra y quitándole cualquier importancia, su alma se rompió en mil pedazos, se sintió el ser más desdichado del planeta, pensó quitarse la vida, no podía soportar ese intenso malestar que le acompañaba día y noche, recordaba cada momento que habían pasado juntos, su memoria en aquellos tiempos era demasiado precisa, no podía olvidarle, él había cambiado su mundo y jamás volvería a ser la misma de antes.

A lo largo del tiempo pensó en llamarlo, escribirle alguna carta, comunicarse con él de alguna forma pero nunca fue capaz de hacer nada. Tan sólo buscaba desesperadamente algo que la ayudase a olvidar, se refugiaba en los brazos de posibles futuras relaciones que nunca llegaban a buen puerto y que le desencadenaban un creciente malestar del que no sabía cómo escapar.
Esta tempestad pasó. La calma se había instaurado en su vida desde hacía tiempo pero una brusca ráfaga de viento del pasado había vuelto a entrar por su ventana haciendo que su barco se tambalease por unos instantes.

Así que, ahora, después de tantísimos años, de repente tomó una decisión y comenzó a escribir: Por lo que nunca te dije...
...

Buscó su dirección de correo y pulsó la opción: Enviar.

1 comentario:

Carmenchu dijo...

No sé cómo hubiera acabado aquella historia, pero siempre digo lo mismo: las cosas no pasan por casualidad, y si todo terminó fue por algo.

En la adolescencia vemos la vida con unos cristales de aumento. Todo es nuevo, todo es emocionante, todo es para siempre: el amor, la amistad, la familia tus sueños...luego vienen las pérdidas, poquito a poco...es parte del crecimiento.

Me gusta mucho más la gente que ha sufrido, son más sabias, vemos más allá.

Un besito.

 
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